jueves, 30 de septiembre de 2010



Sólo he salido a buscarte,


paso cerca de ti ahorrando la respiración que me falta.


Por amarte,  toda la noche se queda en el fondo de un vaso de whisky,


y lo que te guardo se pudre,


como la lengua se muere en el acuario de mi boca.


Pienso, la ciudad nunca descansa, y si me acuesto tus gritos perforan mi aliento,


pero me avisas tres minutos antes de correrte, con el tiempo suficiente para cortarme las mejillas.


Porque mañana, volveremos a tener otra de esas estúpidas conversaciones de ascensor,


donde yo me desangro en la caida.