En un mundo donde el neón anuncia la llegada de la noche,
surges de entre el aliento de las calles.
Árde- me dices, con palabras de azufre que se elevan a mi puerta.
Tus labios son como un imán oscuro que apuntan al alma,
me arrastran al infiero de tu boca.
Toda la eternidad en un instante.