jueves, 11 de noviembre de 2010




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Retrocedes hasta el dibujo de su corazón en un cuerpo que no existe,


y lo celebras en la calle, porque una habitación se puso de parto.


Alguien ha salido a tu encuentro.


Regresa por el camino que te vio marchar, busca lo que tu sombra ya se ha llevado.


Y donde recoger una lágrima sea un recuerdo que vas a olvidar,


miras el hueco que interrumpe el cauce de sus manos.


Crece la tristeza a tus pies con una salada obstinación.



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