martes, 19 de abril de 2011


Cualquier domingo-Un domingo cualquiera-Cualquier domingo-Un domingo cualquiera

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Hay un perro asustado que le ladra a una pelota.


Hay una madre histérica que le grita a un hombre que lleva una correa.


Hay un hombre que mueve la correa y persigue a un perro, tiene una bolsa de plástico en la mano.


Hay un niño que tiene los dedos ocupados, porque la bolsa del hombre está vacía.


Ajeno a todo alguien pide otra cerveza mientras oculta la noche tras unas gafas de sol.


Al mediodía, la terraza es el esqueleto blanco de una habitación abandonada.


Hay pequeñas sensaciones que como los reflejos, se desvanecen en los charcos que pisamos.









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