
Son los pequeños anarquistas, se divierten en la orilla dinamitando con sus raquíticos cuerpos la corona blanca todopoderosa.
Mientras, sus conciencias, ajenas al movimiento terrorista, se hacen y oscurecen
disfrutan, al fin.
Tu, desde el otro lado me hablas del frio, del tiempo, la noche y el silencio,
de nosotros, del fin.