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Porque las segundas oportunidades nunca llegan, sales a buscarlas.
Una despedida podría ser el aleteo de una paloma, o adentrarse en la niebla.
Para descubrir un secreto que nunca lo fue.
Detenerse hasta rozar la mano del tiempo es insuficiente para poder escapar.
Y escapar no es más que una excusa para poder regresar.
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