
Donde mi cabeza se apodere de una pistola, y espere a que tu corazón salga de la
clandestinidad.
Acudes a la llamada del beso que te desangre,
y es su rastro el que me guía.
Porque voy a silenciar, el latido del mundo que te pertenece,
para arrojarlo por el balcón del alma.
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