
Tienes el estomago lleno de estrellas, vomitas la noche que estalla en sonrisas
y sobre el tejado que se incendia, se extiende un beso de cera.
Me preguntas cuánto dura el canto de la tierra, y hundo mi mano en la profundidad de tu
vientre, se condensan los músculos.
Contengo mi caída, no canta te susurro, su voz es de barro.
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