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Te pierdo con cada golpe del despertador.
Te vas con la mano que se agita y el sueño que lo envuelve.
En la distancia soy un niño al que se le escapó un globo,
y sólo, hundido en tu recuerdo reconozco el amanecer resplandeciente si se eleva.
Pero el desgarrador grito de las calles aleja el ángel que te sostiene,
y quiero apuñalar esta ciudad con palabras que la desangren.
Hasta aquí me llega el rumor de otro continente, procede de tu edificio, silba una canción de
amor.